Irse


¿Realmente quien se va, puede irse?

Se van los muertos, nuestros muertos, pero no se van del todo. Están en el recuerdo, en lo que somos, porque su presencia, compañía, palabras, momentos forjaron -sin que lo supiésemos en ese momento- lo que somos hoy.

Se van los amores y tampoco se van del todo. Aprendimos a querer, nos descubrimos en ellos y nos vimos en sus ojos. Nos enseñaron a vernos de una manera diferente. Cuando amamos, ese encuentro nos transforma y aunque digamos adiós en el camino, el cambio se ha dado. Lo descubierto no puede ocultarse y lo que se ha sentido no puede desaparecer.

Se van los sueños, pero fueron nuestros móviles y detonadores de movimiento. Se esfumaron en una mañana, o tal vez en una noche, o en una llamada, o posiblemente en un silencio inexplicado. Se van, pero nos hicieron cambiar, redescubrir el mundo y observar las horas transcurrir de una manera desconocida.

Se van las ilusiones que hicieron palpitar nuestro corazón. El corazón se queda y sigue latiendo al ritmo de siempre, pero nuestra vida ha sido tocada y nunca podrá ser nada igual.

Quien se va, sin saberlo, se queda. Se queda en nuestra piel, en nuestro recuerdo, en nuestras ganas, en nuestra historia.

Irse significa salir de donde se ha estado, y si se ha estado, se ha transformado el mundo con esa presencia.



Comentarios

AMOROSAMENTETUYO ha dicho que…
Clau:

podrÍa tratar de escribir sobre las idas y el adios, tal vez saldría algo bueno, no lo se..., sin embargo sólo tengo ganas de decirte:

¡NO TE VAYAS NUNCA CLAU!

Amorosamentetuyo
LaClau ha dicho que…
Gracias por tus palabras Amoroso.
Aquí estoy.

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