Sobre las víctimas de las que nadie habla


Hoy en la mañana visité el Centro de Inteligencia de la Policía Federal que preside Genaro García Luna. Me sorprendió y gratamente, debo decirlo. Hacen un trabajo de titanes cuyos resultados quedan ocultos frente a la violencia entera que vive el país. Cada estado de la República debiese tener una réplica de este centro y debería ser un elemento neurálgico en el combate a la violencia y sus muchas caras (narcotráfico, extorsión, secuestro, tráfico de menores, pornografía infantil).

Si me hubieran llevado con los ojos cerrados y los hubiera abierto en el centro del lugar, juraría que estaba en medio de una serie de televisión estilo CSI Miami y en cualquier momento esperaría ver entrar por la puerta principal a Horatio Cane.

La Policía Federal indicó que brinda atención integral para combatir los delitos de secuestro, extorsión o "cobro de piso". Cuentan con unidades especializadas en tres áreas: Manejo de crisis y negociación, Unidades de análisis táctico y Unidades de investigación de campo. El desarrollo tecnológico del lugar es impactante, así como el profesionalismo de quienes trabajan y el orden en que se encuentra el lugar.

Al final del recorrido me quedé conversando con uno de los funcionarios de la dependencia y me comentaba que tienen un programa de apoyo a las viudas y familias de los jóvenes que mueren en el cumplimiento del deber, así como de aquellas personas que quedan discapacitadas y lesionadas en los operativos.

En otros países, pienso en Estados Unidos, a estas personas les llaman héroes y el apoyo a sus familias es inmenso. En México, no. Pensaba, al observar la juventud de los hombres y mujeres que trabajan en ese lugar (y todos tienen licenciatura, es importante mencionarlo), ¿qué les da el país a cambio por lo que hacen?

Así como existe una creciente desconfianza respecto de los cuerpos policiacos mexicanos, la existencia de este grupo altamente calificado y entrenado, resulta una esperanza. Son personas preparadas que deciden ingresar a la institución y vaya que deben tener vocación para lidiar con los temas que son parte de su trabajo cotidiano. El promedio de los ciudadanos no saben ni siquiera de la existencia de este lugar y mucho menos de quiénes en él trabajan. Son cifras, números, burócratas, no seres humanos desde la óptica de los medios de comunicación y en el imaginario de la ciudadanía.

Trabajan 24 horas al día mientras usted y yo dormimos. Dejan su vida entre esos muros, o en las calles combatiendo la delincuencia. Si, falta mucho por hacer. Si, vivimos una violencia que rebasa la violencia en medio oriente en estado de guerra. Si, nos da miedo la calle. Ellos, sin embargo, tratan de hacer una diferencia y nadie lo sabe. La problemática del país rebasa sus capacidades, pero lo que hacen, lo hacen muy bien. Son héroes, mujeres y hombres, anónimos que tratan de cuidarnos mientras nosotros vivimos nuestra vida.

Ellos, sus familias, esposas, hijos, padres, hermanos, también sufren la violencia. Viven sin saber si ese día en la noche volverán a saber si sus seres amados que trabajan en el Centro regresarán a casa. A veces reciben llamadas para informarles que han quedado viudos, huérfanos, sin un hermano o sin un hijo o hija. Ellos también son víctimas de la violencia, y no los tomamos en cuenta. No sabemos ni siquiera que existen.

Me quedé pensando en ello al salir de las instalaciones. Ojalá existiera una inversión similar para apoyar a quienes quedan irremediablemente afectados por su trabajo. Todos, ell@s y nosotros somos víctimas de la violencia. Públicamente nos reconocemos a nosotros como parte de la ecuación, a ellos no. Valdría la pena empezar a reconocerlos.


Podemos seguir conversando en Twitter: @LaClau

Comentarios

a ha dicho que…
Clau:
Hablar de la Policia siempre es polemico, por hoy prefiero guardarme mi opinión.
Saludos
Amorosamentetuyo
LaClau ha dicho que…
Amoroso,
Lo sé. Conocemos las historias de abuso y terror. La cuestión que quiero enfatizar es que todos, eventualmente, somos víctimas de la violencia y de esta apabullante realidad. De ese lado de la realidad también hay sufrimiento.
Un abrazo,

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