Las decisiones de Hillary y la campaña del 2016

No me parece una casualidad que su libro de 600 páginas acabe de aparecer este verano, justo cuando la contienda por la presidencia en Estados Unidos está a la vuelta de la esquina, en 2016. 

Hay que reconocer algo en Hillary Clinton: su inacabable tenacidad,  audacia, valor, empuje, ambición y olfato político.  Uso la palabra ambición a propósito por una razón: es hora de quitarle la connotación negativa cuando se usa como adjetivo al comportamiento de una mujer. Si un hombre es catalogado como ambicioso, se le aplaude; cuando a una mujer se le dice ambiciosa, el universo levanta la ceja y se percibe como un atributo negativo. La Real Academia dice que una persona ambiciosa tiene un deseo vehemente de algo. Claramente, ella tiene deseo por regresar a la Casa Blanca, pero como titular de la Presidencia. ¿Hay algo de malo en ello? Lo ha dicho hace mucho tiempo. Contendió contra Obama en el Partido Demócrata buscando ganar esa posición. Esta construyendo el camino hacia ese objetivo y lo está haciendo con mucho cuidado y astucia.

Hard Choices es el testimonio de su paso como la 67ava Secretaria de Estado en Estados Unidos durante cuatro años, de 2009 a 2013.  Años turbulentos, sin duda: la explosión de la Primavera Arabe, el regreso de los demócratas al poder con Obama -el primer presidente afroamericano en el país- al frente,  la reconfiguración de la geopolítica de la energía a nivel mundial, China hablándole de "tú a tú" a Estados Unidos como potencia, el cambio climático como tema central de los países, Asia y el TPP como el foco de atención en las relaciones internacionales, Africa como campo de juego de las potencias y como el continente más rico -y deseado por sus recursos naturales- del planeta.  El combate al terrorismo, los drones, la piratería, el nuevo papel de los organismos multilaterales como la ONU en el mapa global, América Latina como la región sin guerras en el mundo y sin embargo con elevados índices de violencia y contrastante desigualdad, la Unión Europea en plena crisis financiera, recrudecimiento de la situación en Gaza, Rusia negándose a perder hegemonía en el mundo y haciéndose presente en Siria, Crimea, Ucrania y Afganistán. El mundo con nuevos temas: la diplomacia digital y la agenda de las mujeres en las relaciones internacionales como parte de la agenda de política exterior de la potencia global. 

El libro me ha generado pensamientos y emociones diversas. En primer lugar, me parece un testimonio necesario de su paso por una posición clave en un país que se niega a dejar de ser la potencia mundial y que tiene que seguir lidiando con un mundo multipolar y de creciente complejidad. Jugada inteligente de Obama el haberla sumado a su equipo en una posición estratégica. ¿Debería ella estar abriendo las cortinas para dejar entrar al mundo, a sus detractores, a sus defensores, a los y las votantes al proceso de toma de decisiones que estelarizó? En el mundo hipercomunicado de hoy, muchas de los cosas que dice no son un secreto: si no las decía ella, posiblemente Wiki Leaks se encargaria de hacerlas públicas o alguien más.  Imagino también que el contenido no debió ser sorpresa para nadie y que debió consensuar tanto con el Presidente Obama como con los y las jugadores clave del establishment la información publicada. No sé si habrá sido igual con todos los personajes que aparecen en su libro: desde Sarkozy hasta Hu Jintao, pasando por sus homólogos Sergei Lavrov y William Hague.

No creo que algunas figuras internacionales hayan tomando del todo bien sus comentarios sobre ellas, como por ejemplo el Presidente Juan Manuel Zelaya de Honduras por "pintoresco" y bueno, ya es irrelevante que mencione a Muamar el Gadafi, nadie se sorprende de que le llame excéntrico. ¿A Sarkozy le habrá gustado que le llamara protagónico? 

En segundo lugar está la pregunta inevitable: ¿Para qué lo publicó? Evidentemente hay un metamensaje detrás de Hard Choices. Quiere demostrar que conoce el mundo, que se codea con los y las políticas, presidentes, jefes de estado y gobierno y las personalidades relevantes del mundo, que conoce la problemática global y que no tiene temor alguno en defender los intereses de Estados Unidos más allá de las fronteras. Ella habla a través de su libro como una líder mundial. Simple y llanamente.  Quiere demostrar que es una posible Presidenta a la altura de lo que su país necesita hoy en el mundo. 

Imagen: Marcn bajo una licencia Creative Commons

Hay ciertas cosas que francamente no me gustaron del libro: ¿América Latina reducida a un capítulo de poco más de 20 páginas? Me gustó y hasta pareció sensible la manera de referirse a la región, aunque no deja de sorprenderme que una región clave y cercana cupiera toda -con su gran complejidad- en un apartado.  Podría perdonarse la reducción, hasta que apareció la expresión fatídica y que tanto odiamos en la región: "Patio trasero". Bastó una sola mención, sólo una,  para tirar a la basura el resto del contenido con respecto a nuestra región.  Imperdonable error cuando todo iba tan bien. ¿Alguno de sus asesores no podía haberle dicho al revisar el texto que podía tirar las buenas intenciones con ello al caño? 

Esto contrasta con el espacio dedicado a China y a Libia, por ejemplo. Sin duda, la forma es fondo, y queda claro que no tan en el fondo, América Latina -México incluido- no es importante en su visión geopolítica y geoestratégica.  No puede obviarse que el embajador de Estados Unidos en Libia, Cristopher Stevens,  fuese asesinado en Bengasi el 11 de septiembre del 2012 y que ella tuviera que dar una explicación amplia y detallada sobre su responsabilidad en ello. Será uno de los temas que seguramente surgirán en la campaña presidencia que se aproxima.

Disfruté, y hubiera querido que fuese más amplio, el capítulo sobre diplomacia digital y el papel de mi estimado Alec Ross en la estrategia global.  Tema de la mayor relevancia hoy en día y que, como bien ha sabido hacer Estados Unidos en distintos momentos históricos, refleja las múltiples dimensiones en las que el país ejerce el poder  y e influye en diversas regiones. Hillary diría que es una herramienta más del poder inteligente, término que emplea y expone a lo largo del texto.

Rescato de libro también la forma en que la política mezcla sus vivencias de mujer con su quehacer al frente del Departamento de Estado. No imagino a un hombre haciendo la crónica de los preparativos de la boda de su hija al tiempo que narra sus avatares en diversos rincones del planeta y que ambos temas le sean de la mayor importancia. Permisos que los hombres no se dan y que, indudablente, dan muestra de que las mujeres observamos la realidad desde otra óptica. 

Hillary tiene otra audiencia, sin temor a equivocarme, en mente: las mujeres. La mitad de las votantes y las no votantes pero que serán las mujeres jóvenes que tomarán decisiones mañana. El empoderamiento de las mujeres es, ha sido, su causa y este libro en ese sentido es un testimonio de ello para las líderes del futuro.  Le dedica un amplio espacio y reconocimiento en Hard Choices a Melanne Verveer, amiga, ex Chief of Staff de su equipo como Primera Dama en la Casa Blanca y Embajadora de Estados Unidos para Asuntos Globales de la Mujer. Primer nombramiento de esta naturaleza en el mundo.

Por mi parte, debo decir que me gustaría que ganara la Presidencia de Estados Unidos. Me estoy adelantando, ya lo sé, pero por especular no pierdo nada. En el Continente Americano hay 5 jefas de Estado y de Gobierno: Michelle Bachelet en Chile, Dilma Rouseff en Brasil,  Cristina Kirchner en Argentina, Kamla Persad-Bissessar que en mayo de 2010 se convirtió en la primera mujer que ocupa el cargo de Primera Ministra en la República de Trinidad y Tobago y Portia Simpson Miller  Primera Ministra de Jamaica. Una ironía que no sea el país más poderoso de la región quien pueda contar esta historia. 

Si te interesan las relaciones internacionales, el liderazgo de las mujeres y los nuevos temas de la agenda global, no debes perderte este libro.  Es un testimonio necesario sobre la historia reciente del mundo.

Te invito a que lo comentemos cuando lo leas, y si ya lo leíste, ¿qué opinión te merece?


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