El sonido de una tarde lluviosa

No recuerdo cuándo fue la última vez que una tarde lluviosa transitó por mi corazón y me dejó sentir la humedad de sus gotas, el silencio escondido detrás del "clip, clap, clip" del agua y la paz lista para salir al finalizar el torrente y el granizo. 

Lluvia caprichosa que inunda una parte de la ciudad y permite que el sol se pose esplendoroso y cínico sobre las copas de los árboles y los ladridos juguetones de los perros en el parque en otra zona de la misma. Crónicas simultáneas  en la misma metrópoli y narradas con palabras distintas. 

Imagen: Christianinghana 

Transité como turista del clima,  de la calle de los granizos al verde soleado en menos de 20 minutos. Las llantas de mi coche rodaron con calma sobre el camino de espejos mojados del pavimento urbano y llegaron al rosa texturizado de una calle seca que culiminaba en el verde del pasto junto al azul cerúleo de la fuente recién limpiada.  Espacio de niños ausentes, para fortuna de las carreras caninas y de sus dueñas. 


Lluvia inspiradora, que podría haber pasado como una tarde más de finales de marzo y que se encontró atrapada aquí, en un rincón de mi vida y de ese espacio que existe y que nadie sabe bien a bien en dónde se encuentra,  al que llamamos internet. 

Lluvia que hace que suenen los cascabeles acompañados de maullidos pues los truenos aparecen de la nada e interrumpen el plácido sueño de pequeños y mágicos seres que habitan mis espacios y que forman parte de la calma, la paz y los torrentes de una existencia indefinible. 

Así son los sonidos de una tarde lluviosa.



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