Una noche muy oscura
Al amanecer imaginé que el tema de hoy en este lugar serían las elecciones en Estados Unidos. ¿Obama, McCain? ¿Michelle o Cindy? Pensaba en los ojos del mundo puestos en el proceso electoral del país que los mexicanos tenemos como vecinos y cuyas decisiones afectan todos los rincones del planeta. Las noticias a lo largo del día cubrieron las votaciones y los corresponsales nacionales y extranjeros dieron cuenta de la inmensa movilización y afluencia a las urnas en el proceso estadounidense. Al momento de escribir esto el Partido Demócrata lleva 293 votos del Colegio Electoral, lo que deja como triunfador del Proceso al Senador Barack Obama, el primer afroamericano que llegará a la Casa Blanca.
En México, sin embargo, un accidente ha revertido el sentido de las noticias y nos ha puesto a los mexicanos de luto: en la Ciudad de México, en una zona densamente poblada, en hora de tráfico intenso y rodeada de oficinas se estrelló el avión de la Secretaría de Gobernación en el que viajaban el Secretario de la misma Juan Camilo Mouriño, José Luis Santiago Vasconcelos, exprocurador de la Procuraduría General de la República a cargo de la delincuencia organizada y Miguel Monterrubio, Director General de Comunicación Social de la Secretaría en mención y querido amigo, además de otros funcionarios y de la tripulación.
Como en estos casos, hay información escueta sobre el hecho, no se saben las causas del accidente y las autoridades están buscando la caja negra de la aeronave. El Presidente Felipe Calderón ha hecho un pronunciamiento oficial señalando que aún no hay explicaciones sobre el accidente y pidiendo a los mexicanos no dejarse abatir por el hecho. Las imágenes en los noticieros son las mismas: el lugar del accidente, los coches quemados y los vestigios de la avioneta. Funcionarios diversos están haciendo declaraciones sobre los sucesos y los comentaristas observan diversos escenarios.
Las preguntas obligadas y cuyas respuestas verdaderas no sé si conoceremos son evidentes: ¿Fue un accidente o un atentado? ¿Fué un mensaje directo del crimen organizado y del narcotráfico al Presidente Calderón? Es difícil no especular en un contexto político como el que estamos viviendo en México y ante la lucha frontal contra esta patética realidad que ha emprendido el gobierno actual. El narcotráfico y sus diversas alianzas son como una gran medusa: erradicar una cabeza implica el surgimiento de otras y mientras más duro es el ataque más cruda es la respuesta. La muerte de uno de los colaboradores más cercanos del Presidente y amigo cercano puede leerse como una clara señal. No lo sé. Insisto es difícil no hacerse estas preguntas.
El Presidente Calderón se reúne en este momento con el Gabinete de Seguridad en Los Pinos. ¿Quién será el sucesor de Mouriño? ¿Cuál será la estrategia a seguir en materia de seguridad y quién podrá ser el interlocutor desde el Gobierno con las diversas facciones políticas en un país fragmentado como México? ¿Será este un tema que finalmente permita generar consensos y fortalecer la tan lejana unidad nacional?
El hecho nos ha dejado mudos. A lo lejos, los habitantes de la Ciudad de México escuchamos los sonidos de las ambulancias y los coches. Conforme avanza la noche se siente ese escandaloso silencio que recorre las calles como en el Llano en Llamas. ¿Qué va a pasar con México? El país no se va a acabar, eso es un hecho, la pregunta es ¿cómo va a seguir? ¿cambiará esto en algo a los mexicanos o seguiremos siendo los mismos apáticos de siempre?
Mi más profundo y sentido pésame a las familias de los difuntos y los afectados esta noche.
Mi más sentido pésame para este país.
Comentarios
Saludos!
Hay que reconocer que el manejo de información ha sido mas claro, o tal vez menos confuso que en otros casos. (Trato, de veras, de encontrarle un ángulo positivo al proceso.) La respuesta, sin embargo, no me convence. FAltan siete meses por lo menos para que concluya la investigación, e imagino que la respuesta difícilmente nos dejará satisfechos. Ese ya no es problema de las autoridades en sí, sino del imaginario colectivo de los mexicanos y de nuestra cultura política. Nunca nos hemos acostumbrado a hablar con la verdad, y cuando ésta es dicha, no la creemos. En una cultura de la simulación difícilmente la realidad tiene cabida. Las cosas nunca son lo que aparentan y así hemos vivido. Es difícil transitar a la democracia con la mentira como contenido y con la simulación como medio.
Espero equivocarme y encontrar en algunos meses que la explicación del avionazo fue tan clara y contundente que no queda la menor duda sobre la misma y que por vez primera sabremos la verdad de una muerte de esta magnitud. Ojalá.