El dilema de Pepa

"Me llamo Pepa, estoy divorciada y hoy cumplo cuarenta hermosos años. Lo de hermosos lo digo por decir algo positivo, pues la depresión que comienza a acecharme amenaza con ser épica, preámbulo de una estupenda crisis, de esas cuyo nombre coincide con la edad que estreno." Así empieza la novela de Ruth García Orozco, Pepa & Cía, editado por Almuzara en el 2007. 

Más que narrar el contenido del libro, quisiera comentar con ustedes algunas ideas y reflexiones que me planteó su lectura. Simplemente añadiría que la prosa de García Orozco es llana, clara, directa y que la autora es capaz de llevarnos con sencillez no carente de profundidad, por las almas y la mente de tres mujeres, siendo la principal Pepa, en un momento clave de su vida. Se trata de esos momentos en los que hay que tomar decisiones irreversibles y en los que la esencia de las personas demuestra de que estamos hechos.  

Lo que llamo el dilema de Pepa no es otra cosas más que la lucha que muchas personas enfrentamos entre  hacer lo que nos dice el alma y/o seguir con una vida establecida en el espacio de los asuntos resueltos pero que ha dejado de ser estimulante, interesante y capaz de movernos para convertirnos en mejores personas.  En este caso se trata de la disyuntiva planteada en la vida de una mujer, quien además tiene que enfrentarse con los tabúes y prejuicios sociales respecto a su género, que tiene que aprender en carne viva el significado de la solidaridad, la congruencia, el valor y también tiene que lidiar con sus propias creencias limitantes para responder una pregunta fácil de plantear pero difícil de responder: ¿Qué quiero? 

¿Qué es lo que verdaderamente quiero? Ese verdaderamente implica plantear con claridad, y sobre todo con honestidad profunda hacia uno mismo, que es lo que realmente me mueve en esta vida, que es mía, de nadie más, y cómo quiero vivirla, poblarla, habitarla. Implica dejar de lado las expectativas que el mundo puede tener acerca de nosotr@s: ser exitoso en los términos propuestos e imaginados por los demás, esposo, familia de origen, amigos, socios. ¿Cómo quiero vivir cada minuto de los días que me queden (y que por cierto desconozco si se reflejan en un dígito o en más de tres).  Significa preguntarse ¿cómo me sentiré al final del camino si viví la vida que todos esperaban de mi pero no la que yo quería? Puede significar también decir adiós al mundo que he construido durante muchos años y decidir tomar un camino nuevo, asumiendo los costos y el desafío de empezar casi de cero (y digo casi porque indudablemente la experiencia es un activo muy valioso en estos casos con el que ya se cuenta). 

En fin, la famosa Pepa me hizo pensar, y quería compartirlo con ustedes. 


Comentarios

Camille Stein ha dicho que…
Creo que lo que verdaderamente se quiere y se desea varía a lo largo de la vida. Y que la cuestión importante es participar de la propia flexibilidad de la existencia. Fluir con ella y no contra ella. Adaptarse sin que eso signifique ceder. Hacerse a cada momento y a cada instante.
Besos.
LaClau ha dicho que…
Cierto querido Camille,
La característica distintiva de la vida es su fluir y sólo nosotros hemos intentado aferrarnos a algo a lo que resulta imposible hacerlo: la vida. La única manera de ser, vaya paradoja, es transformándonos, siendo lo que vamos siendo con las experiencias y con lo que cada día nos enseña: la mejor manera de desperdiciarnos es aferrándonos a los imprecisos y categóricos "así fuiste y así tienes que seguir siendo".
Besos transcontinentales.

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