Camino hacia el olvido (Parte 7)
A Jimena le gustaba llegar a tiempo, y más cuando se trataba de su cita con Carlos porque él era preciso para definir la hora final de la sesión y no había cabida para un minuto extra de los 50 que estaban establecidos. Llegó unos minutos antes para estar lista cuando las manecillas del reloj de la sala de recepción indicaran que ya eran las 7 de la noche.
Sabía que la mejor manera de dar pasos lejos de la depresión y estar bien era arreglarse, ponerse un poco de rimmel en las pestañas y un buen par de tacones. No tenía ganas de hacerlo, de hecho, se hubiera quedado en la cama todo el día, pero tenía trabajo, clientes que ver y sobre todo, la cita de esta noche, a la que se sentía contenta de asistir. El gran sillón en el que se sentaba, o en realidad se hundía, durante estas reuniones, era para ella un alivio. Se sentía cómoda platicando en él y conversando con Carlos.
Por fin llegó la hora, salió él con su gran sonrisa a recibirla y se dieron un abrazo. Hoy ella necesitaba muchos abrazos y sacarse los latidos de dolor del corazón. Este era uno de los mejores lugares para hacerlo.
"¿Cómo va todo?" Esa era la pregunta que normalmente servía para abrir el raudal de emociones que se acumulaban en la existencia de Jimena, y esta ocasión no fue la excepción. "¿La verdad?" respondió ella, "no muy bien. Sigo extrañándolo y preguntándome qué paso para llegar al final con Antonio. Ya sé, ya sé, hay muchos otros temas en mi vida, pero necesito sacarme éste de las entrañas, Carlos. Me está ahogando y no sé qué más hacer." Mientras le decía esto, se quitaba el saco de gamuza que llevaba puesto y dejaba ver la blusa de seda blanca que se había puesto y que combinaba de manera elegante con la falda ajustada que resaltaba sus caderas. Saberse guapa le levantaba el ánimo y era necesario en días como éste, en que tenía un terrible concepto de sí misma y hubiera preferido quedarse en pijama.
"¿Te has vestido así porque te sientes bien o es el maquillaje del día para esconder la depresión, Jimena?" No lo podía engañar, nunca lo podía engañar. Con una sonrisa entre traviesa y triste le respondió "Adivina."
Carlos trataba de apoyar a una mujer que vista desde afuera era exitosa, segura de sí misma, atractiva, divertida y con una larga lista de pretendientes haciendo cola que, sin embargo, vivía relaciones que la hacían dudar de su valía y le generaban un sufrimiento más allá de lo normal. No lo parecía, pero vivía una gran depresión que ocultaba en un raudal de trabajo y actividades. El encuentro con Antonio se vislumbró en un inicio como algo diferente y con enormes posibilidades de desarrollarse como una historia sana, pero al cabo de los meses, la realidad demostró que se trataba de una variación del mismo tema. Era un hombre, que al igual que ella, parecía no tener problemas en la vida, una gran seguridad y carisma, muchos aspectos de su vida resueltos y sin embargo, profundamente egoísta, con una clara sintomatología de alcóholico -hecho que Jimena se negaba a reconocer- y con un comportamiento que se ubicaba en la frontera con la crueldad y la violencia pasiva.
El miedo al abandono de su paciente, aunado a sus creencias negativas sobre si misma, la hacían involucrarse con hombres que parecían tener que cumplirle las profecías que más temía y este caso no había sido distinto. Hubo una variación, que él notaba y le daba indicios de que eventualmente ella sería capaz de creer en sí misma como mujer ante un hombre y no sentirse tan vulnerable: había puesto un límite que era lo que había precipitado el final y no estaba dispuesta a sufrir, al menos, no tanto. Algo tan evidente para muchos de sus pacientes no lo era para ella, parecía dispuesta a vivir el dolor de una relación como si tuviese que pagar alguna culpa, y el trabajar eso la había ayudado a intentar salir de la situación. Seguía culpándose del final, es cierto, pero también reconocía que había cosas no funcionales en su expareja y que el trato que le había dado, ella no lo merecía. Aceptaba que él era un adulto que tenía la opción de tomar decisiones y que había decidido comportarse como un perfecto patán, no estar con ella, no dar la cara, mentirle e inventar cualquier pretexto para dar todo por terminado. Eso, que parecía un pequeño paso, era en la vida e historial de Jimena un enorme avance. Tendría que trabajar aún en el desapego, en el dejar ir y reconocerse valiosa, pero era un proceso,y aunque ella quisiera hacer todo a la velocidad de la luz, llevaría su tiempo.
Ella lo sabía, ya eran las 7:50 por la mirada y actitud de Carlos, así que apresuró la última frase. Ambos se rieron por la velocidad con la que la dijo y concluyó la sesión. Ella siempre se quedaba con la sensación de que acababa de llegar cuando tenía que abrir su agenda para hacer la próxima cita. ¿Podrían hacerse dos o tres citas seguidas? La idea le gustó. Se río consigo misma por la ocurrencia. Se lo propondría la próxima sesión.
Camino hacia el olvido. Parte 4
Comentarios
Te envie un correo con parte de mi opinión con respecto a las entregas de : El camino hacia el olvido
Hazme saber si te llegó por favor, si no para enviarla nuevamente.
(Sólo envie de la parte uno y dos).
Saludos
Amorosamentetuyo.
Lo acabo de leer y ya te respondí. ¡Muchas gracias!
Un abrazo dominguero!
Como la lectura digital tiene sus características, diferentes de la lectura impresa, creo que le acomodaría mejor el cuento que la novela.
Un cuento es como una fotografía y una novela es como una película o un video.
Puedes hacer una serie de cuentos que funcionen como unidad, es decir, que tengan principio y fin y que por si solos integren una sola historia, pero que a la ves esten ligados con otros cuentos. y que entre todos formen una idea general de algo, aunque no necesariamente tengan los mismos personajes o sean parte del mismo hilo narrativo.
Voy a poner el ejemplo de género, porque por lo que veo en este blog, estás muy interesada en eso.
Digamos que la serie de cuentos trata de retratar los problemas que les trae a las mujeres ser mujeres en esta cultura.
entonces puedes hacer uno de violencia intrafamiliar, otro de feminismo, otro de machismo, otro de equidad de género, otro de acoso sexual, etc, etc, etc.
Me imagino que baastante tienes con lo que ya estás haciendo, pero es una idea que creo que le puede quedar mejor a tu blog.
Un saludo.
¡Eres un generador de ideas y propuestas imparable! Gracias por compartir todo eso conmigo. De verdad, me siento muy honrada y ello me comprometo al mismo tiempo.
Me has dejado con la cabeza dando muchas vueltas! Gracias y verás lo que he estado pensando. Me estoy tardando más de lo que imaginé, pero es que los personajes han ido adquiriendo vida propia y están gritando cada uno desde su espacio y existencia.
Un abrazo y gracias de nuevo.