Sobre el arte de seducir a los mexicanos: Michael Bublé
Estuve esperando esa noche durante semanas enteras, desde que mi amiga G nos escribió a I y a mi para decirnos que había conseguido boletos para el concierto que Michael Bublé daría en México el 20 de agosto. Sonaba tan lejana la fecha...y hoy ya forma parte del pasado.
¡Qué noche! Inimaginable e indefinible. Llegó Bublé con un claro objetivo a mi país: robarle el corazón a los mexicanos y asegurarse de dejarnos deseosos de volverle a ver por aquí. Creo, y esto sólo podrá decirlo él, que fue un robo mutuo, pues la manera en que fue recibido por el público mexicano en el Auditorio Nacional fue excelsa. Diez mil personas cantando sus canciones, creo que la cara de sorpresa no pudo evitarla ni disimularla. Nunca había estado aquí y se topó de frente con una realidad: los mexicanos lo conocemos y lo queremos. (Y a algunas mexicanas, nos gusta más de lo normal #loconfieso.)
El concierto empezó poco después de las 8 y media con una banda de canto a capela: Naturally 7, grupo con quién MB también ha cantando previamente y que fue un inicio insospechado y de diez para esa noche. Durante 45 minutos nos dejaron boquiabiertos con la multiplicidad de sonidos y ritmos que fueron capaces de articular sin un sólo instrumento musical. Nos hicieron cantar y bailar y nos dejaron, literalmente, prendidos para recibir a Bublé.
Cuándo él llegó....el público no dejó de aplaudir un instante. A pesar de su traje gris, su estilo es sencillo, claro, desenfadado y juvenil. En español con leve dejo argentino (cortesía de su esposa, supongo) nos dijo "Mi español es una mierda" y nos arrancó carcajadas, sonrisas y suspiros a lo largo de la noche.
Salió del escenario para recorrer la primera sección y al llegar a la mitad tuvo que cantar más canciones de las previstas, ante la cara de tensión de la seguridad del recinto y de su equipo, pues no podía regresar al frente. La gente estaba completamente arremolinada en su entorno. Tuvo que pedir, después de 5 canciones y de los aplausos, gritos y voces de la gente, que por favor le dejasen regresar con sus músicos (talentosísimos, por cierto) y pidió que por favor "no le dieran nalgadas" (Don´t kick my ass). Pensé que ese regreso sería mi oportunidad para aventarme a sus brazos y plantarle un beso cual adolescente, pero mi juvenil arranque se vio frustrado por el equipo de seguridad y los empujones. Ni modo, ¡todo fuera por la integridad del artista!
Acabó el concierto para resignación de todos, incluyéndolo a él, casi lo podría afirmar, a pesar de su cansancio. Mientras escribo esto sonrío y escuchó a Bublé. No me queda la menor duda de que fui afortunada al poderlo ver, escuchar y sentir su voz en esa inolvidable y citadina noche de agosto.
Aquí algunas de las fotos del concierto (de no tan buena calidad pues las tomé con mi BB...) (Lección, hay que comprar el teléfono móvil por su calidad fotográfica de ahora en adelante....)
Esta foto es de cuando se quedó a la mitad del Auditorio
sin poder regresar al escenario ante la sorpresa del equipo de seguridad...
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Comentarios
Gracias, buen regalo musical y extraordinaria reseña del evento!
Carlos
Amorosamentetuyo
Saludos