Por eso no nos entendemos: ellos son santos y nosotros, simplemente, humanos

"No nos hagan pensar que las instituciones dedicadas a trabajos de inteligencia ahora las utiliza el gobierno para fines electorales".

Enrique Peña Nieto. Gobernador del Estado de México

"No pueden ganar de manera limpia las elecciones y están haciendo guerra sucia a través de montajes y manipulaciones. "

Beatriz Paredes. Líder nacional del PRI

López Obrador "recomienda" a Marcelo Ebrard (Jefe de Gobierno del DF) frenar Supervía porque causará daños ambientales.

El Presidente Calderón reprueba reparto de recursos públicos en función de simpatías personales y electorales.

Leer las noticias en estos tiempos es como leer una revista religiosa: todos los actores políticos son santos y santas, se dan golpes de pecho y se sienten libres de culpa, portadores de la verdad y guardianes de la moral. Los priistas se asustan de las acusaciones y señalamientos de los panistas, cuando se han encontrado pruebas del uso de recursos públicos por parte del gobernador Fidel Herrera de Veracruz para apoyar al candidato de su partido en las próximas elecciones de julio.

¡Santo Dios! Exclaman sus correligionarios, ¡esas pruebas son falsas, producto de la mala voluntad del partido en el poder. Nos quieren acusar y crear pruebas falsas. No saben competir por la buena!

No puedo dejar de preguntarme si pensarán que los ciudadanos somos tontos y tontas. ¿Acaso no vimos durante más de setenta años que cada vez había una elección fluían despensas, obras, recursos de todo tipo y se hacía uso de los recursos gubernamentales para apoyar a los candidatos del partido oficial?

Por el otro lado, los santurrones de siempre -ahora disfrazados de diablitos por estar en el poder- han descubierto las mieles del erario público. Bien decía el dicho: vivir al margen de la nómina gubernamental es vivir en el error. Algunos panistas en años recientes también han dejado atrás la voluntad de cambio y le han entrado a la política mexicana al viejo estilo: disponiendo de los dineros públicos con gusto.

En este juego de colores, el amarillo no puede dejar de arrancarnos una sonrisa con su discurso mesiánico de siempre. Ahora resulta que López Obrador quiere detener al Jefe de Gobierno Ebrard porque le preocupa "el daño ambiental que la Supervía puede crear en la Delegación Magdalena Contreras y en la Alvaro Obregón". ¿Reír o carcajearse? Esa es la pregunta. ¿Será que no quiere que Ebrard disponga de dinero para su campaña rumbo al 2012 como el dispuso, entro muchos otros, del dinero no controlado al que tuvo acceso cuando se construyó el segundo piso (que por cierto no sólo tuvo impacto ambiental negativo sino que afectó la plusvalía de las propiedades y la vida de quienes viven alrededor del mismo y sobre el que seguimos sin saber absolutamente nada, ni siquiera los estudios de daño ecológico. Por cierto, benefició a algunos conductores, incluido él, y no a la mayoría de las personas que se desplazan en transporte público en esta urbe).

Mientras leía las noticias y tomaba mi café matutino, tuve una epifanía. "No nos entendemos los políticos y los ciudadanos por una simple razón: ellos son seres angelicales en el menor de los casos, casi todos son santos. Por eso no nos entendemos, ellos, con un alma pura y diáfana, y nosotros humanos comunes y corrientes, llenos de pecados y en proceso de purificación. Hablamos idiomas distintos y creemos en cosas diferentes. Hasta que lleguemos a la otra vida podremos comprenderlos".

Alabado sea el Señor y todos los políticos que lo rodean.