Las palabras escondidas

El reto del papel en blanco es una cosa terrible (o de la pantalla en blanco, que para el caso, es lo mismo). Quieres escribir... pero no sabes exactamente qué. Presientes, intuyes, sientes, algo en ti te dice con esa voz suave y casi imperceptible que ahí, en algún no tan recóndito escondrijo se encuentra una palabra que quiere salir de paseo, decir y significar algo. ¿Pero qué? ¿En dónde está? ¿Por qué está escondida? 

¿Será que quiere hablar de amor? ¿O tal vez de desencuentros? ¿Y si en realidad fuese de reencuentros? ¿Y qué hacer con las palabras que están en el tintero y que tienen sabor a nostalgia pero son tan tímidas que no se atreven a dar la cara, ni siquiera a dejar ver una parte de su alargada o redonda silueta? ¿Pueden ser palabras alegres, llenas de algarabía, con ritmo y hasta acompañadas por notas musicales? Todo puede suceder. ¿Cómo saber exactamente cuál es la precisa en un momento determinado? 

Las palabras tienen vida propia.  Esa es la razón por la que no siempre están presentes cuando uno las necesita o requiere de su compañía. Así es. Aparecen, en realidad, cuando ellas quieren. Vivimos con la falsa ilusión de que se convierten en significado cuando uno lo decide. Falso, totalmente falso. La verdad es que se dejan ver a través de la tinta, una pantalla o una voz cuando están de humor para hacerlo. Tienen personalidad, estados de ánimo, sensaciones. Por ejemplo, las palabras tristes se dejan ver, o sentir, de manera lenta, cuando saben que serán leídas o escuchadas por alguien. No necesariamente una persona en particular, pero si por alguien receptivo a su situación. Las palabras jacarandosas, bueno, ellas salen de imprevisto, cuando quien las transmite ni siquiera piensa en ellas. No les preocupa si alguien las está esperando o no, simplemente salen. Van acompañadas de situaciones imprevistas, a veces embarazosas, otras graciosas y normalmente las rodean sonrisas. Tienden a ser divertidas. Mucha gente las prefiere a las tristes, pero no siempre es así. 

Hay palabras tímidas. Suelen aparecer mediante susurros o si deciden hacerse presentes gráficamente, son tenues, disimuladas y a veces borrosas o pequeñas, muy pequeñas. Quisieran no ser vistas, sentidas ni percibidas. Tienen mucho que decir en realidad, pero les da pena transmitir lo que llevan por dentro. Quien tiene capacidad para verlas y comprenderlas suele valorarlas mucho, pues tienden a esconder entre sus líneas y sonidos secretos fantásticos, a veces increíbles. Su inseguridad las hace atractivas, pero sólo para quienes las saben apreciar y tienen la percepción tan desarrollada que pueden comprender las realidades más allá de lo evidente. 

Siempre me he preguntado por qué nos definimos como personas a través de las palabras. Son un reflejo de nosotros mismos y es una gran ironía que así sea puesto que ellas son dueñas de si mismas. Somos sus instrumentos para existir, aunque pensemos lo contrario. Ellas nos hacen ser lo que decimos y decir lo que somos. 



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hace mucho que no venía por aquí. Solo visitando. Palabras y sólo palabras.
Pedro Delgado ha dicho que…
Me preguntabas en tu última entrada por el café que había elegido y de qué había conversado...

¿El café...? "Irlandés", ese que lleva su "mijina" de güisqui...
¿El tema de conversación...? El que decidan los contertulios. Lo bueno es charlar, emitir y escuchar las palabras, esas que a veces nos traicionan, a veces nos adulan, a veces nos abandonan (y que tú con tanto arte describes)... pero tan atractivas y acogedoras si no las inflamos de intolerancia y/o fanatismo.

Saludos flamencos de continente a continente
LaClau ha dicho que…
Hola Princesa de las Profundidades, efectivamente, hace mucho tiempo que no vienes de visita. Pues si, palabras y sólo palabras. Algunas tienen sentido. Ojalá regreses pronto, eres bienvenida.
LaClau ha dicho que…
Querido Pedro,
Nada como un buen irlándes para el frío que se avecina (y me refiero al café, eh?? jaja). Lo tomo contigo en esta conversación frente a la ventana.

Temas no nos faltarán, segura estoy. Podemos jugar con las palabras y tratar de invocar a las divertidas, a las cuestionadoras y a las intensas. Algo sucederá!

Un abrazo desde este lado del Continente.
La Gaceta Flamenca- Ramona ha dicho que…
¡La gran fuerza de la palabra...!
A mí las que me traicionan son esas que aparecen tardías, cuando ya ha pasado el momento de decirlas, y me doy cuanta de lo tonta que he sido por lo que tenia que haber dicho, pero ya no...

Poe cierto supongo que conoces el maravilloso escrito -como todos los de él- de Pablo Neruda en su "Confieso que he vivido", hablando de "la palabra".
Si no lo conoces te lo enviaré por e-mail, porque aunque no es largo, sí para este medio.
Conmovedor para mexicana y española, como es nuestro caso.

Con cariño
LaClau ha dicho que…
Querida Ramona,
Esas palabras traicionan y muchas veces duelen. Aparecen fuera de tiempo y se esconden cuando deben aparecer.

Me encanta "Confieso que he vivido". Como decía "Il Postino" en la película: "la poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita"... y vaya que necesitamos muchas veces las palabras de Pablo.

Un abrazo grande,
alada ha dicho que…
Hola, LaClau, no te conozco, pero entiendo y comparto tu aventura con las palabras.
Es curioso, Pertenezco a una asociación cultural llamada "Las Palabras Escondidas"
Tenemos tertulias literarias, cursos, talleres, fiestas, certámenes literarios... y, ante todo, somos amigos.Charlar ante un té o una cerveza, leer poesías o escribir un relato. Si quieres conocernos, puedes contactar con lpalabrasescondidas@gmail.com.
O, conmigo, en Yenisei63@yahoo.es
LaClau ha dicho que…
Hola Alada,
Mucho gusto. Te invito, antes que nada, un café de bienvenida y te envío un abrazo navideño. Gracias por la visita. Me parece increíble la propuesta. Estaré en contacto y te espero por aquí cuando quieras.
Saludos y felices fiestas.

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