El Sueño de Inocencio
Dios y Política. Poder terrenal, poder espiritual. La carne y el espíritu. Lotario de Segni, Inocencio III, es el hombre que encarna todas estas dimensiones en su historia y uno de los papas más paradigmáticos en la historia de la humanidad y de la Iglesia Católica.
No es poco decir que el mundo occidental, como lo vivimos y entendemos en la actualidad, debe mucho de su perfil y arquitectura a este hombre. La historia oficial de la Iglesia Católica, sus rituales, la relación con los infieles, el Vaticano, su papel en las relaciones internacionales, los documentos oficiales de la Iglesia, la división del mundo en los buenos y los malos, la persecución de la herejía, la unificación de los símbolos, los votos, la riqueza, el poder, las contradicciones, la visión oficial de la historia de Jesús, el manto sagrado, el papel de las mujeres en la liturgia... se le deben a Inocencio III.
Fue él quien estableció que la Iglesia tenía plena potestad sobre la Cristiandad. Hombre de gran cultura y rigurosa formación académica, revolucionario en su clase social, crítico del orden y posteriormente defensor del mismo, conocedor de los placeres de la carne, hombre de sofisticada formación, amante entregado, riguroso defensor de la institución que presidió. Convocante del Concilio de Letrán, autor intelectual de sus consecuencias. Patrocinador de los dominicos y los franciscanos. Persecutor de los Cátaros.
Gerado Laveaga nos presenta en El Sueño de Inocencio, claramente una de sus mejores obras -o me atrevería a decir la mejor- los claroscuros de Lotario de Segni, el aristocrático hombre que logró eregirse como el Vicario de Cristo (el representante de Cristo en la Tierra) y quien extendió el poder de la Iglesia a todos los órdenes.
En esta extarordinaria novela histórica recorren las hojas personajes notables: Otton IV, Federico II de Hohenstaufen, Juan sin Tierra... entre otros. Los hechos se presentan con una gran claridad, producto de una profunda investigación y una evidente admiración por el personaje. Con gran atino, Laveaga presenta al hombre de carne y hueso que encarna el espíritu de su tiempo y a la vez representa el momento cumbre de la consolidación del poder político-religioso de la Iglesia.
La presencia de Bruna, la mujer que amó Lotario y que jugó un papel definitivo, según el autor , en la vida de Inocencio.... deja puntos suspensivos en el desenlace de su vida.
Lectura obligada. No se la pueden perder.
Aquí una muy buena reseña.
Comentarios
Anímate, es un gran libro y la historia es fascinante.
Otro beso (ascéptico, desde luego) desde acá.
Te lo recomiendo, es una novela histórica excelente.
Besos.
Gracias.
Tu amigo Amorosamentetuyo
Gracias por el comentario. Veo que compartimos el gusto por la historia. Efectivamente, este tema no queda completo si no consideramos el Concilio de Nicea ni leemos sobre Constantino.
Falta mucho por aprender, reconsiderar y reescribir en los hechos para darle cabida a una historia con otra narrativa.
Un abrazo,