El camino de la Divinidad: entre la Ley y la Voluntad
Mi gusto por la Filosofía y algunas reflexiones sobre una de sus áreas, la Teodicea, me ha llevado a cuestionarme cosas diversas. Comparto con ustedes una de estas ideas.
1. Propuesta inicial
El planteamiento de que la Filosofía surge como religión en la Antigua Grecia siempre me ha resultado fascinante. La relación con lo Divino germina (si es que puede ser éste el término adecuado) de la mente y la palabra de los hombres. Posteriormente se “descubre” la existencia de Dios y se plantea la religiosidad a partir de la palabra (San Agustín), pues ella fue depositada por el Creador en la mente de los hombres, y nosotros simplemente recordamos algo que ya existía previamente gracias a El. Ya di un salto casi cuántico, regresemos al planteamiento inicial.
Cuando la Filosofía se encuentra con la tradición de frente y los hombres se preguntan ¿qué es verdad? (y ¿qué es la verdad?) surgen las respuestas que darán sentido a esta búsqueda. ¿Hasta dónde las cosas suceden como resultado de una Ley inevitable e inquebrantable y hasta dónde los sucesos son producto de la voluntad, o inclusive del capricho de los Dioses? La búsqueda y el intento por comprender las complejidades de la vida llevan a las personas a la reflexión sobre Dios (o los dioses).
Me cuesta trabajo explicar de qué manera el diálogo filosófico podría explicar, justificar y dar sentido en su totalidad (si es que ello es posible) a la existencia del Dios Creador. Este adjetivo es el que hace toda la diferencia y justamente el que limita la explicación. Este Dios, aunque se trata de definir con palabras, no puede ni siquiera conceptualizarse pues se trata por completo de algo indefinible: en el momento en que pueda ser nombrado tal como es, o definido, deja de ser quién es, por ello, su definición es, por su propia naturaleza, incierta. Su definición no es El, no podría serlo.
2. Sin punto final….
El origen de estas ideas es la pregunta por Dios, y mi conclusión es que es imposible conocerlo. Conocerlo implicaría fusionarnos con él y en él (como una gota de agua se fusiona en el Océano y éste simultáneamente en la gota).
El conocerlo y aproximarse a Él es una experiencia individual (que los hombres hemos vivido a lo largo de la historia de manera colectiva) y que nos deja con dudas. Estas pueden posiblemente desaparecer a través de la Fé. La Filosofía puede ser un camino para reflexionar sobre Él, para preguntarnos (¿qué otra cosa puede hacer mejor el ser humano?) y conocer nuestro propio pensamiento al respecto. Ahora bien, vislumbro (o en realidad el planteamiento me deslumbra), la complicación que implica cuestionarse, preguntarse y Dia-Logar en torno al Dios Creador.
Mi conclusión es que en el proceso de intentar conocer a Dios, y vivirlo, el hombre en realidad sólo puede conocerse a si mismo. Necesita creer en Dios para explicar los inexplicables de la vida, empezando por la vida misma. Esta necesidad habla en sí misma del ser que la tiene y el sentido y orientación de sus miradas y sus búsquedas son una expresión de si mismo, de lo que es, de lo que lo constituye y lo hace complejo. Esta necesidad de relacionarse con lo Divino forma un elemento constitutivo de la definición del hombre.
¿Qué sería del hombre con certezas? ¿Cómo sería si todas sus dudas tuviesen respuesta?
Comentarios
:)
Tienes toda la razón. Sin fisuras no tendría sentido ser quienes somos: tendríamos todas las respuestas y pienso que la vida no tendría sentido alguno.
Un beso,
Hola, que bueno que vienes de visita.
No creo que la búsqueda de lo divino implique dejar en manos de un tercero nuestras responsabilidades. Creo, sin embargo, que el ser humano busca explicar cuestiones que la razón no le aclara, y ahí es justamente en donde se ubica esta búsqueda. Para los griegos la Filosofía empezó siendo su religión: sus dioses eran la explicación de su ser, eran la fuente de la sabiduría. Es hasta que el hombre logra separar esto que empieza el camino de la búsqueda del conocimiento en el occidente. La necesidad de encontrar respuestas a la divinidad es una de ellas. En este caso la Teodicea se concentró en la búsqueda del Dios Creador cristiano, y creo que ahí radica su limitación, pero todas las culturas tienen una explicación al respecto. (Estoy preparando un post al respecto. Pronto lo compartiré.)
Un beso,
Estoy temas a mi también hacen que se me enfríe el café. Somos humanos y tenemos esa semilla de inquietud en el interior. Esa semilla está llena de preguntas, preguntas y más preguntas, y muchas veces hay pocas respuestas. Creo, sin embargo, que muchas veces lo valioso del tránsito por la vida radica en la capacidad de salir a buscar la respuesta, pero sobre todo, en nuestra posibilidad de hacer las preguntas. No sé por que´vivimos en una cultura que busca responder todo y hace énfasis en ello; por el otro lado, le da poco valor a la construcción y elaboración de preguntas.
Otro beso querida amiga,