Dime a qué hora duermes y te diré quién eres
¿Tienes problemas con tu manera de dormir? ¿Te gusta trabajar en horarios organizados temprano en la mañana o prefieres empezar a hacerlo un poco más entrado el día o de preferencia en la noche? ¿Con quién te sientes mejor acompañad@: con la luna o con los primeros rayos del sol?
La edición impresa de The Atlantic este mes publica una nota sobre el tema: “How You Sleep is Who You Are” (La manera en que duermes es lo que eres).
Señala el texto que el ser una persona matutina o nocturna no determina exclusivamente los horarios de trabajo, el reloj interno o la manera de transitar las 24 horas del día. Es mucho más que eso: determina la psicología de los individuos. El investigador español Juan Francisco Díaz-Morales encontró que el desarrollo de actividades durante las primeras horas del día o bien a altas horas de la noche establece la forma en que construimos nuestras percepciones e interactuamos con el entorno.
A través de un estudio de personalidad llevado a cabo con una muestra de 360 estudiantes universitarios, y reconociendo las particularidades de este grupo, que tiende a vivir fuera del marco de los horarios tradicionales, encontró resultados interesantes. Por ejemplo, descubrió que las personas matutinas y las nocturnas piensan diferente. Los madrugadores adquieren conocimiento a partir de información concreta. Llegan a conclusiones mediante un proceso lógico y analítico. Los búhos nocturnos son mucho más imaginativos, están abiertos a ideas poco convencionales y le dan un gran valor a la intuición en su proceso de construcción de conclusiones.
El comportamiento social también varía: los “mañaneros” tienden a ser más “autocontrolados” y buscan tener una conducta intachable, respetan la autoridad, son mucho más formales y dedican mucho esfuerzo a producir una buen impresión ante las demás personas. Los “noctámbulos” tienden, por contraste, a ser más independientes, inconformes y escuchan con recelo a la autoridad.
Esta información puede ser muy valiosa en dos sentidos: uno, para conocernos un poco mejor y rescatar características propias que nos pueden ayudar a alcanzar mejor nuestros objetivos. Dos, conocer las rutinas de dormir de nuestros clientes, alumnos, pareja, amigos nos puede ayudar a comprendernos y comunicarnos mejor con ellos. Mala idea tratar de ser analítico, formal y muy técnico con personas que prefieren llegar a acuerdos o trabajar de noche. Posiblemente lo mejor sea encontrar técnicas y planteamientos creativos, heterodoxos y poco usuales para comunicarnos con ellos y tratar de alcanzar acuerdos. La misma lógica, pero invertida, aplicaría para las personas que se sienten mejor desarrollando sus actividades temprano: lo inusual, poco ortodoxo e informal mejor dejarlo para otro momento y para otro grupo de personas.
Claro, de esto derivan algunas preguntas para las que no tengo respuesta: ¿pueden convivir un madrugador y un noctámbulo? ¿De ser así, de qué manera pueden comunicarse de manera efectiva y asertiva para los dos?
¿A qué hora estás leyendo esto? ¿ A qué hora crees que lo escribí?
Por cierto, ¿Qué tomaste hoy? Yo, un capuchino.
Comentarios
Nos vemos poco porque cuando tú duermes yo invento. Y cuando tu haces, yo duermo. En fin.
Coincido hipocondriacamente con los hallazgos del estudio de marras. Todavía más, me atrevería a decir que los noctámbulos no tenemos un problema con la autoridad. En realidad es ella que anda buscando camorra.
Una abrazuqueada, as always!
... y cuando coincidimos en horarios, vamos al super...
Tienes toda la razón, la famosa autoridad lo que quiere es echarle bronca a los que vivimos en nuestro propio tiempo. ¡Pobre!