Serie atardeceres (5)
Solitaria tarde de mayo
Perdido en las nubes
Joaquín Sabina encontraría la manera de darle nombre a esta escandalosa soledad de un atardecer de mayo. Hablaría de su ruido sin sentido, de la complicidad de ese azul nuboso y del descarado y sonriente amarillo que enseña sus dientes y brazos sabiendo que en algún rincón ella quiere ser abrazada por los brazos que no están.
Describiría las palabras de cada piso de ese edificio, que erguido en medio de la tarde y desafiando a las nubes, sabe que nada lo moverá. Sentirá las pisadas de la tristeza y también del desamor, que caminan sin prisa por las escaleras esperando el alma de algún despistado, bañado en lágrimas o en alcohol, para atraparlo y llevarlo a bailar a la puerta del cielo.
"El quería quererla querer, y ella no..."
Comentarios
Clau... no sabía lo de tu cuellito, espero te estés recuperando...que todo marche mejor, haré caso de tus tips de descansos de media hora (yo que soy tan adicta a esta caja de luz) y que, he estado tan castigada por falta de tiempo pero he me aqui.
Te abrazo, y vuelvo pronto ;)
Besitos,
Qué rico encontrarte de visita. ¿Ya tomaste tu café? La soledad se viste de muchos colores Bettina, y a veces son bonitos. Cuando no me gusta es cuando llega sin estarla esperando o cuando quiero que se vaya y decide quedarse a tomar unas largas vacaciones.
Gracias por tus buenos deseos respecto a mi cuello. Va mucho mejor y sigue los consejos, son muy buenos y al menos ahora si he sentido la diferencia.
Te espero por acá. Besitos también.
Esa es la pregunta, ¿y si él quería, por qué no? Duele reconocer que la respuesta está muchas veces en los hechos y no en las palabras.
Un abrazo grande y que gusto verte por acá. ¿Qué café te serviste hoy?
qué escandalosa soledad...
... tan bien descrita
quiero creer y confío en que la soledad se muera algún día
un beso
No sé si desaparecerá, me temo que no. Seguirá siendo intermitente y estará al acecho.
Besos,