Serie atardeceres (7)
Los atardeceres tienen una magia indescriptible. En la Ciudad de México las últimas semanas la compañera de todos los días ha sido la lluvia y junto a ella las nubes. El gris de la tarde no me gusta, confieso que me hace sentir triste y deprime un poco, pero en esta ocasión sus tonos mezclados con los rayos del sol en esa hora en que dicen por ahí que "Dios se sienta a conversar con los ángeles" me embrujó.
A pesar de que las nubes ocultaban no solo a nuestro inseparable astro sino que también cubrían una parte de mi corazón, los rayos desafiantes me gustaron.
Comentarios
Un beso
Marxella, gracias por visitar. Qué bueno que te gustó. A mi me hizo sentir emociones encontradas y contradictorias. Supongo que es el sino de la vida.
Un beso.