Crónica de una ensalada navideña
Como les comentaba hace unos días, este año me tocó -nuevamente- preparar la ensalada para la cena-comida de Noche Buena. Confieso que es algo que me gusta y disfruto, sobre todo porque tenía en mente probar una nueva receta y qué mejor ocasión que tener a una familia entera como conejillo de indias. Seleccioné la "Ensalada de Otoño" para agasajar a los comensales y el resultado fue, modestia aparte, muy bueno.
Me gusta preparar las cosas con tiempo, pero este año las cosas sucedieron de manera distinta y no pude tener todo con la anticipación correspondiente. Tuve temor en cierto momento de que se repitiera la historia de Tita, de la novela Como agua para Chocolate, y que el estado de ánimo se permeara a la textura y sabores de la comida. Afortunadamente esto no sucedió y las cosas salieron bien.
En medio de visitas y actividades de duelo, tuve que ir de compras al supermercado y separar los ingredientes. Sin mayor problema encontré los tres tipos de lechuga que se requieren (francesa, escarola y orejona), uvas moradas (ya no había verdes, hecho que lamenté profundamente pues me encantan), nueces, queso parmesano en trozo, peras (estaban un poco maltratadas ya, escogí las que tenían mejor cara). De la misma forma, compré vinagre de jerez y ya no me preocupé de los demás aliños que ya tenía en casa: aceite de olivo, vinagre de manzana, pimientas diversas, jengibre, albahaca. Mi idea era tener el aderezo listo un par de días antes para que los sabores adquirieran el tono exacto que les da unos días de macerar, pero no fue así.
El miércoles en la mañana me levanté tempranito para lavar, desinfectar y trozar las lechugas, así como desinfectar las uvas. Fue un poco tardado pues tuve que hacer los preparativos para quince personas. Una vez que estuvieron limpios los vegetales y las frutas, las guardé en las respectivas bolsas para mantenerles frescos y poderlos llevar a la casa de mi hermana.
El aderezo lo preparé también, otra confesión, como se me fue antojando. No mantuve las proporciones de la receta original y añadí ingredientes no especificados. Puse aceite de olivo como base, dos tantos iguales de vinagre de manzana y jerez, jengibre en polvo (me encanta su sabor), albahaca deshidratada, cinco tipos de pimienta en donde predominaba la negra y un poco de sal. La receta original lleva jugo (zumo) de pera, pero por alguna razón no encontré, así que lo sustituí por agua mineral. Dejé reposar la mezcla desde temprano y el resultado valió la pena.
Poco antes de servir la comida, corté las uvas a la mitad quitándoles las semillas. Mi sobrina más pequeña me ayudó a cortar el queso parmesano en delgadas láminas y mi cuñado fue el voluntario de la pera, la cual peló y cortó en tiras chiquitas. Mezclé todo, incluyendo el aderezo, para que los ingredientes estuvieran distribuidos equitativamente y al final puse algunas uvas, nueces y láminas de queso en la parte superior para que contrastaran los colores. ¡Voilá!
El resultado... pues les invito a probarlo. Ustedes dirán.
Comentarios
¡¡Muchísimas felicidades, que la pases muy lindo en compañía de los que quieres!!
¡Feliz 2009! **********************
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No me considero vegetariano pero la ensalada que describes tiene una pinta ....
Saludos cacereños y flamencos.
Un beso.
Greetings from Mexico.
Por alguna razón no me sorprende saber que las recetas.... les sirven sólo de referencia. Me hubiera decepcionado saber que las siguen al pie de la letra.
Besos y gracias por la visita. También les deseo muchísimas cosas buenas para el 2009... y no olviden darle un Grrrrmiauuuu a Gaza.
Comprendo la necesidad de reivindicación, pero si de algo sirve, el queso parmesano era el componente proteínico de la ensalada.
Confieso que tiene buena pinta la ensalada y sabe... deliciosa...
Un abrazo y feliz año nuevo desde México.