La "gran idea" del secuestro virtual
La versión electrónica de la Revista del New York Times acaba de publicar la edición anual dedicada a las "grandes ideas" del 2008. Aparecen todo tipo de cosas, desde bolsas de aire para las personas mayores, hasta anestesias automatizadas, pasando por "menos privacidad = a menos discriminación". En la letra "I" (las ideas están ordenadas alfabéticamente) aparece "Imaginary Kidnappings" (Secuestros Imaginarios) y el apartado señala como una gran idea los secuestros imaginarios que se llevan a cabo diariamente en México.
Si, tal como lo leyeron, esta modalidad de extorsión y secuestros aparece como una de las grandes aportaciones de México a las ideas del 2008. La nota me parece patética, por decir lo menos, en tanto que no queda claro si es en tono burlón o quien lo escribió está realmente sorprendido por este "ingenio" del mexicano. Como habitante y ciudadana de este país, esta realidad me parece alarmante porque no la vivo como algo anecdótico, sino como una actividad que se ha convertido en costumbre.
¿Cómo funciona? De manera muy sencilla: alguien llama a un celular diciendo "Mamá, ayúdame, me quieren matar" y haciendo ruidos. Quien responde a la llamada pregunta "¿Jorge, o Ana?" (según sea el nombre del hijo o hija) e inmediatamente alguien del otro lado de la línea responde: "Tenemos a Jorge y lo vamos a matar si no nos da XXX cantidad". La persona, evidentemente asustada ante lo que está escuchando, responde a las demandas de los "secustradores", hace lo que le indican y deposita el dinero, compra tarjetas telefónicas para transferir tiempo aire o acude al lugar indicado con los recursos solicitados y -con suerte- no vuelve a saber nada de estas personas. Al poco tiempo se da cuenta de que "el secuestrado" estaba en el cine, o en la escuela o en el trabajo y que en realidad nunca estuvo en peligro, mientras tanto, perdió una cuantiosa suma pensando que su hij@ había estado en peligro.
Este tipo de narraciones son frecuentes en todos los cafés y conversaciones cotidianas. Cada vez escuchamos a más personas, de todos los niveles educativos y pertenecientes a todos los peldaños socioeconómicos, comentar que esto les sucedió o aconteció a alguna persona de su círculo inmediato. Es tan normal que ya no le sorprende a nadie.
Sumado a esto están las cifras de los secuestros y extorsiones reales que suceden diariamente. Hoy acaba de ser enterrada Silvia Vargas, la hija del empresario y ex Presidente de la CONADE (Comisión Nacional del Deporte) Nelson Vargas, quien fuera secuestrada hace más de un año y cuyo cuerpo acaba de ser encontrado hace unos días. El hallazgo se debió a la presión que sus padres ejercieron a través de los medios de comunicación y a las investigaciones privadas que realizaron para dar con ella. Las autoridades dieron largas y largas durante todo este tiempo y no hicieron nada hasta que resultó imposible seguir inventando excusas al respecto. Hace unos meses sucedió lo mismo al hijo del empresario Martí, cuyo pequeño también fue secuestrado y asesinado. Ambos casos han tomado notoriedad porque los directamente afectados han tenido los recursos y la capacidad para hacerse escuchar, pero es la historia de muchos mexicanos diariamente, quienes son víctimas por partida doble: de sus plagiarios y de las autoridades que colaboran con los delincuentes.
Por esto me resulta irónico que esta patética postal mexicana pueda convertirse en una nota sarcástica y aparecer como "una gran idea" o como prueba del "realismo mágico" que caracteriza a ese "exótico" mundo latinoamericano. Es lamentable que estas "ideas" sean las únicas que podamos aportar al mundo actual.
Imagen: venelogía.com
Comentarios
Un salduo
Hasta donde vamos a llegar.
Es increible que estas cosas sucedan.
No me gustan para nada.
Te dejo abrazos.
ésta es la "calidad de vida" que tenemos hoy...
Adelante con tu nuevo blog, interesante como el anterior.
Un beso
Gracias por la visita.
Otro abrazo.
Gracias por visitar Mujeres Construyendo. El proyecto está padre, en los próximos meses vendrán más cosas con él y desde ahora les invito.
Un abrazo grande.