Mujeres trabajando: Cristina Fernández de Kirchner al poder
Hoy hubo transmisión del mando presidencial en Argentina. El hecho podría ser una ceremonia protocolaria más de la historia política reciente de América Latina, pero no se trata de un cambio de poder más. Asume la presidencia una mujer: Cristina Fernández de Kirchner. Comparte apellido con el Presidente saliente: Néstor Kirchner. Es su esposo. Este cambio de estafeta es singular, entre otras, por estas dos razones.
La nueva presidenta de Argentina se suma a la lista (muy reducida, por cierto) de Jefas de Estado y de Gobierno que han gobernado en América Latina. En 1974 María Estela Martínez de Perón asumió la primera magistratura a la muerte de Juan Domingo Perón; en 1979 asumió el cargo Lidia Gueiler en Bolivia; para los noventa habían llegado a esa posición Violeta Chamorro en Nicaragua, Ertha Pascal Troullot en Haiti, y Mireya Moscoso en Panamá; posteriormente a Guyana llegó Janet Rosenberg, Rosalía Arteaga a Ecuador y en el 2006 Michelle Bachelet a Chile.
Para finales del 2006, de los 192 países miembros de Naciones Unidas, sólo en 11 había mujeres al frente de los mismos: Angela Merkel en Alemania, Tarja Jalonen en Finlandia, Mary McAleese en Irlanda, Vaira Vike Frelberga en Letonia, Michelle Bachelet en Chile, Ellen Johnson en Liberia, Luis Diogo en Mozambique, María Do Carmo Silvana en Saint Tomé , Helen Clark en Nueva Zelanda, Gloria Macapagal Arroyo en Filipinas y Han Myung-sook en Corea del Sur.
Este no es tema nuevo en la agenda del mundo. Las mujeres somos la mayoría de la población y tenemos la minoría de los puestos y posiciones de alto nivel y responsabilidad en el planeta. La llegada de mujeres capaces e inteligentes al poder, como es el caso el día de hoy, abre una puerta de esperanza a la construcción de una realidad más equitativa y posiblemente justa. La ex senadora tiene una amplia y probada trayectoria personal y política en su país.
Las circunstancias de su llegada al poder, el contexto, las posiciones, los temas de la agenda y del debate son diversos y merecen un capítulo aparte. Hay mucho que comentar y analizar. Independientemente de esto, espero que le vaya muy bien: si lo logra le irá bien a su país y sentará un precedente positivo más en la historia de América Latina y del resto del mundo sobre la capacidad, talento y posibilidades de las mujeres en los altos puestos de toma de decisiones.
Y en México ¿hasta cuándo?
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Empezemos ¿no?
Saluditos!