Ponte las pilas con las pilas
¿Sabes que una pila común puede contaminar el agua que necesita una familia durante toda su vida y que una pila AA puede matar a todas las truchas de un estanque en tan sólo 10 minutos? Once pilas botón, como las que usan los relojes, pueden contaminar 6.5 millones de litros de agua, la misma cantidad de agua que tiene una alberca olímpica.
Las pilas, usadas de manera generalizada y común en nuestra sociedad, son altamente contaminantes. Sus principales componentes, mercurio, cadmio, níquel y manganeso son tóxicos para la salud y para el medio ambiente. ¿Qué haces con las pilas que ya no usas?
La mayor parte de los mexicanos (y pido de antemano una disculpa a los lectores de otros países pues este post tiene un tinte muy local) las tiramos al basurero o las dejamos a la intemperie. Lo hacemos por dos razones: por ignorancia y por irresponsabilidad. Carecemos de una cultura ambiental que fomente el reciclaje y el adecuado manejo de materiales tóxicos. Nuestra característica apatía nos lleva a no interesarnos en el tema y por lo mismo, a no pedir a las instancias responsables que nos informen sobre la cuestión y mucho menos a exigirles que nos brinden un servicio necesario y fundamental.
Las pilas son tan sólo uno de los muchos factores de riesgo, contaminación y toxicidad en el país y en el mundo. La actividad industrial mexicana genera al año 8 millones de toneladas de residuos industriales peligrosos y tan sólo el 26% de este total es manejado adecuadamente. Por distribución geográfica, la región Centro (Guanajuato, Michoacán, Morelos, Puebla, Querétaro, Estado de México, Tlaxcala, Hidalgo y el Distrito Federal) alcanza casi el 65% de la generación total, y el 24% corresponde a la región Norte (Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Sonora, Nuevo León, Durango, Nayarit, San Luis Potosí, Sinaloa, Zacatecas, Aguascalientes, Colima y Jalisco).
¿Qué podemos hacer para no contribuir a este círculo perverso y a la larga mortal? Aunque parezca que individualmente no es mucho lo que puede hacerse, estoy convencida de lo contrario. Los pasos iniciales son:
1. Tomar conciencia, comentar el tema y organizarse en las casas, la escuela y las oficinas para separar la basura en general y darle un trato específico al manejo de pilas.
2. Al desechar las pilas usadas, sellar los polos (los extremos) con cinta adhesiva u otra cinta aislante.
3. Depositarlas temporalmente en una bolsa gruesa de plástico o en un envase de cartón para reunir varias y llevarlas a un centro de acopio.
4. Investiga, y este es un trabajo que le corresponde a cada persona, en dónde están los centros de recolección de acopio en tu delegación o municipio según sea el caso. (En la Cd. de México, por ejemplo, las delegaciones políticas tienen la obligación de establecer centros de acopio en diversos puntos de su demarcación. Investiga cuál es el más cercano a ti, la información está disponible en Internet.)
La mejor manera de participar es buscando información sobre el tema, conversándola y sumando esfuerzos. Las instancias responsables tienen que hacer su trabajo y es nuestro derecho y obligación como ciudadanos exigirlo. Si desconocemos el problema de fondo no sabremos que pedir y mucho menos podremos exigir que nos rindan cuentas. Ser ciudadano también implica responsabilidades, la mínima y elemental, es informarse respecto a los temas de relevancia cotidiana. Si estás leyendo esto quiere decir que sabes leer, escribir y tienes acceso a información por encima del promedio nacional, me parece que esto te obliga a involucrarte y a ser corresponsable en la solución.
Este es un tema que no debería quedarse exclusivamente en la charla de café. Ponte las pilas con las pilas.
Comentarios
Yo creo que además de disculparte con tus lectores no mexicanos (o no consumidores de baterías, pero probablemente generadores de gases de invernadero con lo cual se queda a mano), debes hacerlo con las truchas!
En realidad (y ya después de refinarme un digestivo ansiolítico, para escribir sin que me tiemble la mano) me parece que la contaminación por este tipo de productos no sólo se debe a un asunto cultural propio de los mexicanos o su aparente incapacidad para generar comportamientos socialmente solidarios. No hay una lesgislación y tampoco incentivos: ni gubernamentales, ni empresariales para reducir su producción o establecer redes más amplias para su recolección y disposición.
Querida Laclau, recreando el título de un artículo de Joan Martínez-Allier el problema es que "(We are) too poor to be green"
1. Recomendándole a las truchas que se muden de charco.
2. Aclarándole a quién lea la nota que las AA (o doble A) son baterías, y no se refiere a ninguna persona que participe en asociaciones civiles de rehabilitación y grupos de autoayuda.
3. Indicándole a la gente que el agua de las albercas no debe beberse.
A pesar de lo anterior (aunque no lo creas). Coincido contigo. Tenemos que cambiar estas cosas de manera urgente.
Ya sabes
Me preguntaba quién sería la persona que estaría que estaba en Internet a esas horas de la madrugada... se descubrió el misterio.
Efectivamente, conoces el tema como pocas personas y deberías asesoras mejor a las pobres truchas. No hacerlo es poco solidario. ¿Qué harías para incrementar los incentivos? ¿Qué le queda al ciudadano común y corriente ante esto?
Que tengas un gran y bizarro, pero eso si, cafeteado día.
No me digas que detestas el sol porque te evaporas con su luz.... ¿te puedes ver en los espejos? (jaja). A mi me gusta. Viviendo en la Ciudad de México siento nostalgia y necesidad de un poco de aire contaminado cuando salgo. Son malos hábitos de los defeños (o chilangos como le gusta decirnos a la gente en otras partes del país, cuando en realidad es chilango el "fuereño" que viene a vivir a esta ciudad montada en una laguna). Quisiera que estos temas no me importaran, pero me niego a que el planeta se convierta en unas décadas en una película de Hollywood, con mutantes caminando por todos lados y gente con cara humana y alma... inexistente.