Ese extraño estado de ánimo: la tristeza
Querid@s amig@s del café, la tristeza se ha presentado sin avisar. Definitivamente no es mi estado de ánimo favorito, pero reconozco que también tiene su encanto.
¿Ustedes cómo la viven? Yo me encierro en mi misma, hablo poco, me aíslo, callo, callo mucho. A veces me da sueño, otras me da por pensar y escribir. Lo que me gusta de la tristeza (qué irónico ¿no?) es saber que eventualmente le encuentro algún significado a lo vivido. Me pone en contacto con mis sentimientos más profundos, incluyendo por supuesto aquellos que no me gustan y a los que trato de evitar a toda costa y que paradójicamente, son los que más cosas me enseñan.
La tristeza la vivo por muchas razones: el desenlace no esperado (o a veces el esperado pero menos deseado) de alguna situación o proceso; el final de algún ciclo (y las despedidas me cuestan trabajo, que ni que); el dolor ajeno también me la produce; saberme impotente para resolver alguna situación ha sido una causa de su llegada en diversas ocasiones; reencontrarme con aspectos de mi vida que no me gustan o reconocer actitudes propias que me dañan o dañan a otras personas. Lo que si sé es que cada vez que ha llegado de visita sin avisar me ha fortalecido sin proponérmelo.
Al final me encuentro más humana (¿será que en algún momento me he sentido la mujer maravilla y la tristeza viene a poner las cosas en su lugar?), sensible, comprensiva y conectada más intensamente con la vida.
En fin. Lo que se me antoja ahora es un chocolate caliente. ¿Alguien me podría invitar?
Comentarios
Que se te pase pronto.
Tampoco es mi predilecto, pero cuando hay que lidiar con él,¿qué se le hace?
GRacias de nuevo.
Quienes la desprecian y no saben apreciarla me recuerdan a los necios que viven quejándose de lo que ellos definen "como mal o feo tiempo" cuando llueve o está nublado y gris.
No hay tristeza constante. Como el péndulo va y viene. Es muy clásico que quien se sienta triste, se encierre en sí mismo. Lo grave es cuando hay un estado crónico compulsivo hacia la tristeza.
Yo siento tristeza por la impotencia que me provocan las cosas que no son ni serán.
Pero soy un guerrero y mal que me pese, maestro, líder, y tengo que encerrar bajo siete candados a mi tristeza, y soltarla en la soledad de mi cuarto.