Recordando a Sabines una tarde de Febrero

Hoy me acordé de ese hombre excepcional que habitaba el cuerpo de Jaime Sabines y que decidió partir antes de empezar el nuevo milenio. 

Cuánta falta hacen su voz, su palabra, su sentir en este siglo desencantado, transparente y en donde todo es visible. Qué necesidad tenemos de volver a observar la vida con una mirada profunda, ingenua, que permita imaginar; ahora la imaginación es un recuerdo, todo se ve, nada se cubre, nada es misterio.... sólo la muerte y el tiempo. 

MI CORAZÓN ME RECUERDA QUE HE DE LLORAR...
Jaime Sabines


Mi corazón me recuerda que he de llorar
por el tiempo que se ha ido, por el que se va.
Agua del tiempo que corre, muerte abajo,
tumba abajo, no volverá.
Me muero todos los días
sin darme cuenta, y está
mi cuerpo girando
en la palma de la muerte
como un trompo de verdad.
Hilo de mi sangre, ¿quién te enrollará?
Agua soy que tiene cuerpo,
la tierra la beberá.
Fuego soy, aire compacto,
no he de durar .
El viento sobre la tierra
tumba muertos, sobre el mar,
los siembra en hoyos de arena,
les echa cal.
Yo soy el tiempo que pasa,
es mi muerte la que va
en los relojes andando hacia atrás.

Comentarios

mArXelLa ha dicho que…
Clau, el recuerdo nos hace imaginar, el futuro soñar y pensar y repensar. Me gusta Sabines, que lindo lo que has posteado, un abrazo caluroso en esta fría noche...
El R ha dicho que…
Laclau querida, los misterios de la muerte y el tiempo son menos impúdicos con una voz como la de Sabines. No se fue antes del milenio, él se quedó todos los milenios para acompañar a los amorosos porque siempre se necesita de aquellos que han andado antes el camino, como agua, como viento, como fuego o como tierra.
Un beso
LaClau ha dicho que…
Marxella, cierto, ese es el valor y sentido de la imaginación. Espero que no se pierda con el tiempo (o mejor dicho, que no se ME pierda).
Otro abrazo para ti.
LaClau ha dicho que…
Querido R, dejó el cuerpo que habitaba para instalarse en nosotros, justamente, como agua, como viento, como fuego y como tierra, con brazos de serpiente y para recordarnos el olvido.

Otro baccio.

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