Las feministas contra Hillary Clinton

La contienda electoral en Estados Unidos está tomando un giro inesperado y todo parece indicar que la candidatura demócrata se decidirá en la Convención del Partido durante el mes de agosto. Habrá que seguir de cerca las noticias para conocer las tendencias, los escenarios y, por supuesto, los esperados resultados. 

Mientras esto ocurre, en el país se está dando un realineamiento interesante e inesperado de fuerzas políticas y sociales. Uno de ellos es el de los grupos de apoyo “naturales” tanto de Obama como de Hillary. Sería lógico pensar que las feministas tradicionales en ese país apoyarían sin reparos a la primera mujer que pelea seriamente por esa anhelada posición. De muchas maneras la trayectoria de la exPrimera Dama y Senadora simboliza la lucha de las mujeres: pasó de ser la esposa de a convertirse en una líder en si misma, eso sin contar que fue considerada una de las mejores abogadas del país (oficio, por cierto, calificado como un coto del Club de Tobi). Ha sido congruente en su recorrido político con el “empoderamiento” de las mujeres y también ha demostrado en los hechos que apoya las banderas de la equidad de género. Una muestra de esto es que nombró como cabeza de su campaña a una mujer, Patti Solis Doyle, y ahora que ha hecho cambios estratégicos debido al giro que está tomando el proceso, la ha sustituído por otra mujer: Maggie Williams. Ha nombrado a mujeres en puestos estratégicos en su campaña, y es la primera vez que esto ocurre en una contienda electoral en ese país a ese nivel. 

¿Cómo explicar entonces que el grupo “New York Feminists for World Peace and Barack Obama” le retirara su apoyo y la señalara como “no apta” para ocupar la posición por la que compite, es decir, la Presidencia? Kate Michellman y Ellen Bravo son, ni más ni menos, que las caras visibles de esta organización y su apoyo al otro contendiente demócrata es un hecho no esperado. 

¿Qué pensar? ¿Será que el liderazgo de Clinton ha dejado de ser atractivo para la lucha feminista? ¿ Acaso Collin Levy del Wall Street Journal tiene razón al señalar que posiblemente la llegada de la Senadora a la Oficina Oval sea lo que menos quieren, es decir, una mujer que nos las necesite? En la administración de Obama serían un fuerte grupo de presión y tendrían un coto de poder bien claro, pues el también Senador les debería su apoyo. La posible llegada de Clinton a la Presidencia plantearía un dilema para las feministas e implicaría redefinir su posición tradicional: ¿cómo seguir luchando por llegar a las primeras posiciones en las esferas de toma de decisiones con una mujer al frente? Creo que en todos los países, y Estados Unidos no es la excepción, es más sencillo ser oposición y luchar con esa camiseta y desde esa trinchera, que replantearse el significado de la lucha una vez que se ha conseguido lo que se buscaba: el poder. 

No quisiera tener que darle la razón a aquellas personas (hombres y / o mujeres, da igual) que argumentarían que esto no es más que una prueba de que las mujeres no somos solidarias entre nosotras. Esto que está sucediendo debe ser un hecho que nos ponga seriamente a pensar sobre el tema. 

Por cierto, en el mundo de la búsqueda de la equidad de género, me considero una feminista light heterosexual. Me niego a formar parte de ese bando que quiere “luchar” contra los hombres, que los quiere eliminar del planeta y que busca acceder al poder haciéndoles vivir lo mismo que hemos vivido: discriminación, humillación y marginación. No necesito destrozar a un hombre para demostrar mi capacidad. Creo que es momento de crecer con las diferencias y construir juntos un mundo común y solidario. 

Hasta la próxima.